Los contaminantes que se pueden encontrar en alimentos pueden provenir desde adiciones accidentales, incumplimiento de los tiempos de carencias (antibióticos y fitosanitarios) y adulteraciones. En tiempos de sistemas de prevención de Food Fraud y Food Defense, los cuales protegen el producto de una modificación de su composición con fines económicos o de un simple deseo de dañar al consumidor o a la empresa, es importante contar con elementos que permitan determinar los contaminantes y adulterantes en alimentos. Desde el escándalo por la adición de melamina en leche en China en 2008 o la presencia de carne de caballo en hamburguesas en el Reino Unido en 2013, se vienen repitiendo episodios que pueden resultar un peligro para la salud de la población, o provocar daños económicos.